“Si yo cambio todo cambia” esta frase la he escuchado decenas de veces y últimamente la he tenido muy grabada en mi cabeza.
Los cambios son buenos, de eso no hay duda. Este año me he enfrentado con retos que jamás imagine, uno de ellos el de ser más fuerte y confiar en mi.
He trabajado de muchas formas para lograrlo, con terapia, libros, amigos y un montón de ganas. Pero yo sentía que me faltaba algo más. Estaba cambiando por dentro, eso lo tenía claro, pero por fuera me sentía la misma persona, me veía al espejo y era misma aburrida de siempre.
Un día todo cambio, desperté con ganas de cambiar mi look completamente. Quería ser rubia, más rubia que nunca y nada me iba a detener. Así que me dirigí al salón y por fin me decidí.
El cambio constó de dos etapas, la primera fue aclarar mi pelo lo más posible para tener una base clara, dando como resultado esto:
La segunda etapa etapa fue un poco más agresiva, decoloraron mi pelo por medio de mechas, muchas mechas y por fin pude ser súper rubia. Viéndome así:
Sin duda es la mejor decisión que pude haber tomado, hoy me siento feliz, sexy y divertida.
Si tienes ganas de cambiar algo hazlo, te juro no te vas a arrepentir. Cada minuto que pasa es una oportunidad para cambiar tu vida. Basta sólo con atreverte, muchas veces te puedes morir de miedo pero créeme, cuando cambias el chip, inmediatamente pasas a otra frecuencia. La ley de la atracción te responde al instante. Al cambiar tu forma de ser, de pensar o simplemente hacer algo nuevo y diferente, cambia tu vida. ¡Inténtalo!
Muy bien, tienes razón.
Y creó que te ves muy bien, estás guapísima!
PD: Quieres ser mi novia? ❤